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Como cada mañana en el distrito costero de Punta Negra, Marco se levanta con el olor de la brisa marina para ir a estudiar en el colegio de la localidad. Sale presuroso pues a las 8:00 a.m. el portón azul de ingreso se va a cerrar. Mientras corre la frase de su mamá “A la escuela se debe llegar siempre a tiempo”, recorre su mente como un péndulo que va y viene con más intensidad conforme la hora va corriendo más rápido que él.
Llegar a la escuela para Marco es solo cuestión de diez minutos, a no ser que algo lo distraiga en el camino; pero esta vez va con la fuerza de un rayo a no dejarse ganar por ese portón que separa sus dos mundos: La escuela y su casa.
Mientras Marco camina presuroso divisa a lo lejos en el muelle a un niño tratando de tirar una red al mar; pero sin ningún éxito. Lo mira intentando reconocerlo y corre así pensando que podría estar en problemas. Mientras se acerca cree reconocerlo un poco más.
Al llegar se dio cuenta que era su amigo ¿Qué haces Luis? Ya es tarde para la escuela. Hoy no iré a estudiar, le respondió, mi papá se enfermó y debo apoyar en la pesca si quiero comer. Además, debemos cumplir con la venta de pescados en el mercado. Marco se quedó pensando tratando de recordar, creo que he visto a tu papá, le dijo, la semana pasada fue al salón a ayudar a la maestra cuando realizamos la actividad de grupos interactivos. Ya recordé. Él estaba en mi mesa y aunque no sabía leer, me gustó la forma como me hablaba cuando me veía dudoso en resolver la actividad. El semblante de Luis se iluminó con cierto brillo en sus ojos al escuchar a Marco hablar de su padre. Casi se podía ver rodar en su mejilla una tímida lágrima. ¡Así es mi padre! y por eso estoy acá, dijo Luis, inflando su pecho de orgullo. Pero tú vete rápido, vas a llegar tarde a la escuela. La maestra se molestará, ve de prisa, vete, le dijo sin reparo, calculando en su mente que falta muy poco tiempo para que ese bendito portón azul se cierre.
Marco lo miró con resignación diciendo que de hecho ya cerraron la puerta. La maestra siempre que hacemos Grupos Interactivos me dice que ayude a los demás y eso es lo que hoy decidí hacer. Hoy te ayudo a ti amigo y a tu papá, por eso pienso que la maestra no se molestará. Luis y Marco, tiraron juntos al mar la pesada red, y después de varios intentos pudieron capturar varios peces que se movían de un lado a otro. Ambos se miraron y sonrieron entre sí como dos cómplices de la vida. Luis estaba tranquilo porque podría ir a dejar al mercado los pescados para vender y tendría una buena comida. Su padre de seguro estaría muy orgullo de él, pues aprendió bien el oficio familiar.
Pero tú ¿Cuántos días estarás trabajando? preguntó Marco -Bueno, solo necesito extraer del mar lo necesario para comer y vender, pero ya lo he conseguido gracias a tu ayuda. Qué bueno, dijo Marco, creo que me quedaré aquí, porque si vuelvo a casa será un lío con mi madre. Además, esta mañana es muy hermosa. Estoy cansado pero muy feliz amigo. Sabes, te acuerdas en una sesión de tertulias que leímos la Iliada, siento que soy como Ulises que pasa aventuras en el mar, y la escuela es como Ítaca.
Luis fue a dejar la pesca a su casa con ayuda de Marco y luego volvieron a la playa. Marco pensaba, le he fallado a mi madre porque hoy no llegué a tiempo a la escuela. Mientras miraba el suelo árido del malecón, de pronto Luis empezó a correr presuroso como si las olas del mar lo empujaran muy lejos de la orilla. Marco afinó la vista y gran sorpresa se llevó cuando vio que toda su clase y su maestra se acercaban hacia él.
Hola Marco, se ve que te adelantaste, dijo su maestra, seguro ya sabías que hoy es día de tertulias, las tertulias en la playa ¿Recuerdas? le dijo su maestra con un guiño cómplice de ojos. Marco agrandó la mirada y de un salto le pidió a su maestra invitar a Luis a su tertulia. Todos se sentaron en la cálida arena como un gran círculo, junto a Luis y junto al solidario Marco, quien desde ese día comprendió que la escuela y la verdadera clase empiezan con un sencillo brillo en los ojos que te devuelve la felicidad.
Vemos claramente el caso de Marco que aprendió a ser solidario con otros gracias a las interacciones positivas que recibió de un padre de familia que lo apoyó en su clase de Grupos Interactivos. Lo que llevó actuar a Marco de forma solidaria no fue una cátedra teórica del concepto solidaridad sino interactuar con un adulto que lo vino a ayudar sin ser necesariamente su maestro. Que las escuelas abran sus puertas para la participación de las familias en el aula impacta positivamente la vida de los niños, justamente es lo que una escuela añora actualmente, dejar enseñanzas para la vida y no sólo para un examen.
Afortunadamente las escuelas de hoy pueden transformarse en un espacio de interacciones positivas, donde los sentidos de sus acciones pedagógicas están basados en los siete principios del Aprendizaje Dialógico: Solidaridad, Transformación, Diálogo Igualitario, Igualdad de Diferencias, Creación de Sentido, Inteligencia Cultural y Dimensión Instrumental.
Pero, ¿Qué influencia tienen las interacciones positivas en el aprendizaje? No son teorías nuevas las que justifican esto, sino ya venían siendo citadas desde muchos años atrás, autores como Vygotsky, con aportes de la psicología sociocultural, Mead, desde el Interaccionismo simbólico; luego ampliados por contribuciones de autores y autoras contemporáneas como Bruner, quien plantea que interacción social y la apropiación por parte del niño son dos procesos consecuentes en el aprendizaje, asimismo afirma que la interacción es previa a la interiorización. Por su parte Barbara Rogoff sostiene que el desarrollo cognitivo de los niños y niñas es inseparable del medio social, para Rogoff los procesos sociales e individuales se producen simultáneamente.
Precisamente, en el libro Aprendizaje Dialógico en la Sociedad de la Información, encontramos que el conocimiento se crea en situaciones de interacción entre diferentes personas.
Si queremos accionar concretamente interacciones positivas en las personas que integran una escuela debemos aplicar las Actuaciones Educativas de Éxito como: Tertulias Literarias y Grupos Interactivos pues estas accionan interacciones dialógicas todo el tiempo si son ejecutadas con la debida frecuencia, amplitud e intensidad, y un claro ejemplo es el solidario Marco.
Vygotsky, 1996, citado por Flecha et al. (2013), escribió: “Primero se producen las interacciones en el plano social y, posteriormente, las transformaciones en el plano cognitivo individual”. Para Vygotsky el aprendizaje es un proceso fundamentalmente social, él distingue dos momentos en toda secuencia de aprendizaje, un primer momento inter – psicológico y un segundo momento intra – psicológico.
Si el primer momento para el aprendizaje es inter – psicológico, nos damos cuenta del potencial que son las interacciones generando condiciones claves para un aprendizaje de máximos.
Generar espacios de altas expectativas, con diálogo igualitario, donde se reconoce la inteligencia cultural, con foco en la transformación y no en la adaptación, con interacciones que aumentan el aprendizaje instrumental, generando sentido para cada acción, implicando actitudes solidarias y con la convicción de que la igualdad y la diferencia son aspectos enriquecedores.